Hace más de un año se conoció un escándalo en el más alto poder del gobierno, en el cual Laura Sarabia, entonces jefa de gabinete del presidente Petro, involucró a Marelbys Meza, niñera de un hijo de la señora Sarabia, en un presunto robo de dinero en su casa. Las noticias de los últimos días nos exigen nuevas reflexiones sobre el caso.

Dos patrulleros involucrados en el caso aceptaron su responsabilidad en las interceptaciones ilegales contra la empleada doméstica y ofrecieron excusas por el daño causado.

Hoy volvemos a preguntar: ¿Por qué la justicia y los medios llevan la atención a las personas con menos poder? ¿Cómo no seguir preguntando por los jefes de los patrulleros, si ellos mismos dijeron que recibieron órdenes?

Marelbys Meza narró el infierno que vivió: “Mi vida se acabó”
Patrulleros admiten chuzadas a Marelbys Meza y una de ellas ofrece disculpas

La señora Meza reiteró ante las autoridades judiciales que su vida laboral se acabó, así como la de su familia. No nos caben dudas sobre las dificultades que ha tenido que enfrentar la señora Meza en lo económico, lo social, lo psicológico.

Tatuémonos en la mente que, “La Corte Constitucional ha considerado que las empleadas del servicio doméstico son un grupo vulnerable que requiere de una especial protección constitucional”. Sentencia T-343-16.

También han fallado las Altas Cortes para velar por el “Derecho a la honra y al buen nombre de empleada doméstica en redes sociales”. Sentencia T-243/18.

Como, a mayor poder, mayor responsabilidad, este caso abre una oportunidad para que el alto gobierno promueva una campaña de formalización laboral de trabajadoras del hogar, encabezada por la denunciante Laura Sarabia, actual directora del Dapre. ¿Se imaginan el efecto positivo de una campaña de comunicaciones que demuestre que todas las personas de primer y segundo nivel de jerarquía tienen en regla sus contratos laborales con sus trabajadoras y cuidadoras remuneradas del hogar?

TRABAJO DECENTE, dos palabras que resumen el reto que tenemos como sociedad frente a las trabajadoras remuneradas del hogar.

El trabajo doméstico es, como sector laboral, 25 % más informal que el promedio de sectores laborales en Colombia. Mientras el trabajo doméstico tiene una informalidad del 80%, el resto de sectores están cercanos a los 55 %.

¿Cómo podemos hacer de la casa un espacio laboral equitativo y justo para las empleadas domésticas y cuidadoras? En su casa, en casas que usted conozca, ¿cómo es el trato, el pago, la contratación formal de la empleada?

Aquí el pronunciamiento completo, de junio de 2023, una vez se conoció el caso.