Cerca de 892.000 trabajadoras, de las cuales el 41 % son cuenta propia, Medellín como ciudad con mejores salarios y más afiliación a pensión, y el 34 % de empleadores se quejan de la tramitología.

Estas son parte de las conclusiones del Estudio “Hacia la ampliación de la formalización laboral del servicio doméstico en Colombia”, realizado por la Facultad de Economía de la Universidad El Rosario y la Corporación para el Desarrollo de la Seguridad Social (Codess), y presentado en un evento académico este septiembre en Bogotá.

Según las cifras presentadas, el trabajo doméstico se concentra en las grandes ciudades; empezando por Bogotá (120.727), seguida por Medellín (66.886); Barranquilla (48.232); y Cali (47.774). De estas cifras el 84 % del empleo se concentra en los centros urbanos y el 16 % en la ruralidad.

Entre el 2022 y 2023, en ciudades como Tunja (26,7 %), Cali (13,6 %), Medellín (6,19 %) aumentó la ocupación en este sector y otras lo disminuyeron como Cúcuta (-3.13 %) y en Bucaramanga (-2,119 %).

El grupo de investigación dividió el país en tres clústers, más la ciudad de Bogotá (en criterios como edad, ingreso promedio, horas trabajadas, personas ocupadas y desocupadas) y de esta manera analizar y comprender el panorama en torno al #trabajodoméstico. De esta agrupación, un resultado a destacar es que, en Bogotá, de las 120.726 personas, 65.8 % tiene contrato, 30.5 % tiene afiliación a la pensión y la ARL, el salario promedio es de $895.181 y el 3,5 % es población migrante.

En este hilo que publicamos en la red X les compartimos los resultados más relevantes del panorama del trabajo doméstico en Colombia, de acuerdo con esta investigación:

Camino por recorrer
Aún estamos lejos de que el sector se acerque al promedio de bienestar del resto de sectores. De acuerdo, con Tary Cuyana Garzón, investigadora de la Fundación, es fundamental avanzar en la consolidación de Políticas laborales con enfoque de género dado que el trabajo doméstico y del cuidado está altamente feminizado y con bajos niveles de afiliación a la seguridad social.

Tary Cuyana Garzón Landínez en la presentación del Estudio Experiencias Internacionales para la incentivar la formalización laboral del trabajo doméstico remunerado en Colombia, realizado por la Fundación.

Estas afirmaciones se desprende del Estudio Experiencias internacionales para incentivar la formalización laboral del trabajo doméstico remunerado en Colombia, presentado en 2022 y actualizado en este 2024, que identificó prácticas sobre la formalización en el trabajo doméstico en 13 países latinoamericanos y europeos. Léelo completo aquí.

En este sentido y, como parte de un panel, Andrea Londoño Sánchez, directora de la Fundación, expresó que hay un avance significativo en la percepción del trabajo doméstico remunerado asociado a una actividad laboral con derechos, situación que no se percibía hace 10 años.

“Hoy empleadores y empleadas preguntan a qué tienen derecho, cuánto tengo que pagarle, cuál es la jornada laboral, hay que pagarle prima o no, todas esas son preguntas asociadas a derechos, el problema es que no se cumplen”, comentó.

Andrea considera que, a pesar de la conciencia sobre los derechos, el aumento del 5 % en formalización laboral es ínfimo y no se traduce en bienestar de las trabajadoras domésticas. En otras, palabras, la materialización de un bienestar social y familiar asociado al trabajo doméstico sigue siendo un desafío. Además, durante la pandemia se evidenció que las trabajadoras no asocian la formalización laboral con beneficios de seguridad social, prefiriendo un poco más de remuneración inmediata, aunque implique la renuncia al bienestar futuro.

Para Andrea es crucial diferenciar y caracterizar a los empleadores para exigir el cumplimiento de normas, según su capacidad económica. Esto incluye a quiénes se les puede ofrecer plazos, bonos y subsidios adecuados en cada situación.

Ver aquí toda la transmisión del evento con los resultados de las investigaciones

En esa misma línea, Maribel González Benavides, coordinadora de análisis y sustento jurídico en la Unidad de Gestión Pensional y Parafiscales de la Protección Social, explicó que la (in)cultura de la informalidad “ha dificultado entender el cambio” y cómo el empleador ve cómo una carga laboral el asumir el pago de los beneficios de seguridad social a los que tienen derecho las trabajadoras del hogar.

Ana Salamanca, presidenta del Sindicato de trabajadoras del hogar e independientes (Sintrahin), consideró como uno de los hitos más importantes la ratificación del Convenio 189. Argumentó que este Convenio ha sido crucial para que el trabajo doméstico sea reconocido como un trabajo formal y se empiecen a promover sus derechos laborales.

Todo el auditorio aplaudió e hizo un homenaje a las trabajadoras domésticas sindicalizadas, reconociendo la heroica laboral social, económica y de género que realizan los sindicatos reunidos en el Intersindical de Trabajo Doméstico.

Otro avance significativo, además de las acciones emprendidas por parte de las cinco organizaciones que hacen parte del Intersindical del Trabajo Doméstico, ha sido la aprobación que permitió el pago de la prima y la participación en la Mesa bipartita del Ministerio del Trabajo. “Sin embargo, aún enfrentamos el desafío de organizar a los empleadores”, apuntó.

Propuestas gubernamentales
Por su parte, Judy Viviana Caldas Mera, al frente de la Dirección de Movilidad y Formación para el Trabajo del Ministerio del Trabajo, dijo que actualmente el Gobierno diseña herramientas que permitan la cualificación de los sistemas de cuidado y del trabajo doméstico.

Entre tanto, Diana Paola Salcedo, subdirectora de Empleo y seguridad social y subdirectora de género en el Departamento Nacional de Planeación, informó que para este año quedará aprobado el documento Conpes sobre el cuidado, que permitirá contar con el diseño de una ruta específica de inspección laboral para el trabajo y con un programa de formación a través de la certificación de competencias.