El 2020 no fue fácil para nadie. La pandemia, el confinamiento y tantas situaciones desconocidas nos llenaron de miedo y abrieron brechas que ya empezaban a cerrarse. Aún así creemos que hay cosas para agradecer. Por eso hoy despedimos el año diciéndole gracias a todos aquellos que entendieron el valor del trabajo doméstico y ayudaron a que esta pandemia fuera menos dura para quienes lo ejercen.
Gracias a esos empleadores y empleadoras que se solidarizaron con las trabajadoras domésticas que no podían salir a trabajar y que pudieron mantenerles los contratos y pagarles lo justo. Gracias a quienes hicieron esfuerzos para apoyarlas, pero también a los que tuvieron que acogerse a las medidas de flexibilización laboral pero que ya están pensando en cómo compensarlas.
Gracias a las organizaciones que cada día emprendieron acciones para reducir los impactos negativos de la pandemia en el sector del trabajo doméstico. A las empresas y entidades que les dan alternativas laborales o de formación, a las Mesas de Economía del Cuidado y a los líderes políticos que se han comprometido con estas causas.
Gracias a las organizaciones que trabajan por el bienestar de las familias y de las mujeres, que aportan a su bienestar y crecimiento personal y laboral. Y gracias a los sindicatos y a sus líderes, que aún con las uñas y muchas adversidades, siguen trabajando para visibilizar los problemas y carencias del sector.
Gracias a los periodistas que ponen periódicamente su lupa en el sector del trabajo doméstico remunerado y en la vida de las personas que la realizan, mujeres en un 96%.
Gracias a los organismos multilaterales que no bajaron la guardia en épocas difíciles y muchas gracias a todos esos ciudadanos que en sus redes sociales o en la calle han apoyado permanentemente la dignificación del trabajo doméstico y han reconocido la importancia de este trabajo para la sociedad.
Nuestros deseos para el 2021 es que los de ustedes se hagan realidad.
Diciembre 30 de 2020.